domingo, 23 de agosto de 2009

Todos los peces de agua dulce en EEUU están contaminados con mercurio

Leyendo la sección de ciencia de la versión web del New York Times aparece una noticia sobre un estudio acerca de la contaminación por mercurio. Dicho estudio confirma que todos los peces de agua dulce contienen niveles de mercurio superiores al mínimo recomendado determinada por la Agencia Estadounidense para la Protección del Medio Ambiente (EPA) para su consumo por seres humanos y para otros seres marinos.

Según declaraciones del secretario el Interior Ken Salazar "El estudio muestra cómo la contaminación con mercurio se ha extendido en nuestra atmósfera y en nuestras corrientes de agua, así como entre los peces de agua dulce".

La contaminación de las aguas con mercurio se produce particularmente a través de la contaminación atmosférica que llega a los ríos a través de las lluvias, pero también como consecuencia de la actividad de la industria minera, para la extracción de carbón y oro.

Las emisiones de centrales eléctricas alimentadas por carbón son la mayor fuente de contaminación por mercurio y la contaminación de las aguas con mercurio se produce particularmente a través de la contaminación atmosférica que llega a los ríos a través de las lluvias, pero también como consecuencia de la actividad de la industria minera, para la extracción de carbón y oro.

Un factor muy importante de los efectos del mercurio en el medio ambiente es su capacidad para acumularse en organismos y ascender por la cadena alimentaria. Hasta cierto punto, todas las formas de mercurio pueden llegar a acumularse, pero el metilmercurio se absorbe y acumula más que otras formas. El mercurio inorgánico también puede ser absorbido pero por lo general en menores cantidades y con menor eficiencia que el metilmercurio. La biomagnificación del mercurio es lo que más incide en los efectos para animales y seres humanos. Al parecer, los peces adhieren con fuerza el metilmercurio; casi el 100% del mercurio que se bioacumula en peces depredadores es metilmercurio. La mayor parte del metilmercurio en tejidos de peces forma enlaces covalentes con grupos sulfhidrilo proteínico, con lo que la vida media de eliminación resulta larga (aproximadamente de dos años). Como consecuencia, se genera un enriquecimiento selectivo de metilmercurio (en comparación con el mercurio inorgánico) cuando se pasa de un nivel trófico al siguiente nivel trófico superior.

En comparación con otros compuestos de mercurio, la eliminación del metilmercurio en peces es muy lenta. En concentraciones ambientales constantes, las concentraciones de mercurio en peces de determinada especie tienden a aumentar con la edad, como consecuencia de la lenta eliminación del metilmercurio y una mayor ingesta debido a los desplazamientos en los niveles tróficos que suele haber a medida que el pez va creciendo (come cada vez más peces, y las presas son más grandes). Por eso, es común que los peces más viejos tengan en sus tejidos concentraciones de mercurio más altas que los peces más jóvenes de la misma especie.

Las concentraciones más bajas de mercurio se encuentran en peces pequeños no depredadores y pueden aumentar varias veces conforme se asciende en la cadena alimentaria. Además de la concentración en alimentos, existen otros factores que inciden en la bioacumulación del mercurio. Son de capital importancia los índices de metilación y desmetilación por efecto de las bacterias metiladoras de mercurio (ej., reductores de sulfato). Cuando todos estos factores se combinan, el índice de metilación neta puede influir mucho en la cantidad de metilmercurio que se produce y que puede ser acumulado y retenido por organismos acuáticos. Como se describe en el capítulo 2, varios parámetros del entorno acuático inciden en la metilación del mercurio y, por ende, en su biomagnificación. Aunque en general se sabe mucho sobre la bioacumulación y biomagnificación del mercurio, se trata de un proceso muy complejo en el que participan ciclos biogeoquímicos e interacciones ecológicas complicadas. Por consiguiente, aunque pueda observarse la acumulación/biomagnificación, no es fácil predecir el grado de biomagnificación del mercurio en peces de diferentes sitios.

En los niveles superiores de la cadena alimentaria acuática se encuentran las especies piscívoras, como los seres humanos, aves marinas, focas y nutrias. Las especies silvestres más grandes (como águilas y focas) se alimentan de peces que también son depredadores, como la trucha y salmón, mientras que las especies piscívoras más pequeñas (como el martín pescador) tienden a alimentarse de peces forraje más pequeños. En Wisconsin, en un estudio sobre animales de pelaje, las especies con el nivel de mercurio más alto en tejidos resultaron ser la nutria y el visón, depredadores mamíferos del nivel superior de la cadena alimentaria acuática. Entre las aves depredadoras del nivel superior de la cadena alimentaria acuática están las aves de rapiña como el águila pescadora y el águila cabeza blanca. Así, pues, el mercurio se transfiere y acumula de uno a otro nivel de la cadena alimentaria (US EPA, 1997). Las cadenas alimentarias acuáticas suelen tener más niveles que las terrestres, en las que los depredadores de especies silvestres rara vez se alimentan unos de otros y, por lo tanto, la biomagnificación acuática generalmente alcanza valores mayores.



Si esto lo reconocen los americanos, que han hecho un estudio y lo han hecho publico, es impensable cual es la situación real en el resto del mundo y en aquellos sitios donde se ignora y oculta la realidad.

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